Saturday, April 30, 2011

Los niños: Maestros que algunas veces nos negamos a escuchar

En este viaje a través de la vida -de forma figurativa- y en este periodo de viaje de vuelta a Colombia -para ser más específicos- hay un termómetro de la situación que no miente en lo absoluto con respecto al estado de las cosas: los niños. En nuestro caso hemos podido ver y vivir como nuestras hijas se acomodan a la situación, como normalmente se comportan a la altura y como confían plenamente en nosotros cuando no saben que hacer. Es en estos últimos momentos que nos podemos sentir más poderosos y a la vez más perdidos; porque muchas veces nosotros mismos no sabemos que hacer y tendemos a pretender que no es así, o que no necesitamos ayuda para solucionar los problemas.

Sin embargo en el fondo todos sabemos que muchas veces necesitamos ayuda, sabemos que somos interdependientes y que como animales sociales sobreviviríamos muy poco física y mentalmente en estado de aislamiento. Dependiendo de nuestro grado de madurez personal somos más o menos propensos a solicitar ayuda cuando la necesitamos, y tendemos a mirar hacia las personas que admiramos o que percibimos como iguales cuando necesitamos una mano amiga. Otra forma de decirlo es que tendemos a mirar hacia "los lados" (a nuestros pares) o hacia "arriba" (las personas que admiramos o de quienes dependemos), pero rara vez miramos hacia "abajo". Y con "abajo" me refiero a aquellas personas que dependen de nosotros o que consideramos "inferiores" en algún sentido, sea intelectual, económico, de valores u otro.

Y en este último grupo de personas hay uno que nos puede enseñar mucho y que normalmente no vemos como tal: los niños. Esos seres que dependen completamente de nosotros, que creemos tienden a estar perdidos sin los adultos, pueden enseñarnos cosas muy interesantes si tan sólo hacemos tres cosas:

1. Los escuchamos
2. Creemos en ellos
3. Les damos lo mejor de nosotros

Cada persona que tiene responsabilidad sobre un niño, tiene responsabilidad sobre un mundo. Y de esa persona depende hacer de ese mundo uno mejor. No valen las excusas. No valen los temores. Cada día que no le damos lo mejor de nosotros a esos niños será una semana de frustraciones y trabajo para deshacer el tiempo perdido. Ellos lo saben, y nos lo enseñan. Pero nosotros normalmente estamos muy ocupados para escucharlos.

Aunque podría tratar de decir más, creo que Adora Svitak lo dice espectacular. Hay que escuchar a esta niña.

http://www.ted.com/talks/lang/spa/adora_svitak.html

1 comment:

  1. Voy a ver el TEDTalk, además leyendo, me hiciste recordar que hace poco re-descubrí "El Principito". Esta obra maestra de Saint-Exupery que tanto nos enseña sobre la visión del mundo del niño que llevamos dentro.

    ReplyDelete