Wednesday, March 10, 2010

Qué es ser Colombiano?

Hace un par de días la corte constitucional dió un fallo que nos dá más razones para celebrar que para angustiarnos*. No importa si creemos que la presidencia actual es la mejor o la peor de la historia, no importa si creemos que un grupo de jueces tienen derecho o no a contradecir lo que parece ser la “voluntad del pueblo”, no importa si pone o no en juego el futuro de las políticas del actual gobierno. Lo que importa es que hay quienes nos recuerdan que nuestro futuro a largo plazo no se puede hipotecar por no seguir las reglas. Lo que importa es que hay cimientos sobre los cuales está construída nuestra sociedad que son los que nos harán libres. Lo que importa es que nuestra constitución es un marco de referencia sobre el cual crecemos, constitución por la cual muchos de nosotros luchamos hace veinte años, por la cual muchos murieron hace veinte años. Lo importante es que hay bases sobre las cuales construir, porque Colombia no es lo que nuestros padres hicieron de ella, Colombia es lo que nosotros construyamos para nuestros hijos.

No es gratuito que los colombianos figuremos como las personas que se consideran entre las más felices de la tierra. Es irónico. Es irónico porque los problemas que tenemos son bien conocidos por todos nosotros: falta de oportunidades, desigualdad social, inseguridad, subdesarrollo, etc. Pero no es gratuito porque hay bases comunes sobre las cuales podemos construir. Somos “echaos pa’lante”, creemos que “al mal tiempo buena cara”, le metemos el hombro a las cosas, rumbeamos aunque no haya con que, pensamos que por ahí, en alguna parte, hay algo mejor que es para nosotros. Lo desconcertante es que al mismo tiempo nos desesperamos y creemos que hay que ser “vivos” porque si no nuestra oportunidad no va a llegar, creemos que cualquiera de nuestros compatriotas quiere sacarnos ventaja, y pensamos que no hay que “dar papaya” y hay que aprovechar cuaquier “papayazo”.

Qué tiene que ver ésto con el fallo de la corte constitucional? Todo y nada. Nada, porque en Colombia creemos que el Estado y sus instituciones son un mundo aparte que no refleja nuestras vidas, pero Todo porque no es asi. El Estado está compuesto por personas como cualquiera de nosotros y que hacen lo mismo que muchos hacemos en nuestras interacciones todos los días. Y ese Estado es un reflejo de nuestra sociedad. Un reflejo que tiende a presentar más de lo negativo que de lo positivo. Pero al fin una institución nos ha dicho que las reglas hay que respetarlas si queremos tener futuro, que no podemos hipotecar el largo plazo por pendejadas de corto plazo –sin impotar que tan fundamentales parezcan-, que le futuro no es de los “vivos”, y que si queremos hacer algo importante hay que hacerlo bien. La corte nos recordó que se nos está olvidando que es ser Colombianos: ser Colombianos no es hacer trampa y dárnolas de vivos; ser Colombianos es saber que podemos salir adelante sin importar las vicisitudes, ser Colombiano es adorar los principios sobre los que crecimos: la santidad de nuestra familia, la importancia de nuestro trabajo y el ser decentes y educados. Porque los Colombianos que se creen felices son la mayoría, son los que saben que a pesar de las apariencias esos valores están ahí. El trabajo ahora es rescatar dichos valores.


*Para quienes no lo saben, la corte constitucional en Colombia tumbó la posibilidad de una tercera reelección de un mismo individuo para ocupar el rol de presidente. Y en pocas palabras, fue porque obligó al pueblo y los funcionarios a seguir las reglas.

2 comments:

  1. Carlos, coincidimos en que ambos queremos lo mejor para Colombia, también tengo la apreciación de que el proceso para aprobar el referendo que abría la posibilidad de un tercer mandato para el Presidente Uribe no se ajustó a las reglas de juego, como también que un tercer mandato afectaba los balances y contrapesos que garantizan la independencia de los tres poderes necesarios en una sana democracia.

    Aunque también me gusta tomar el rol del abogado del diablo. La actual constitución de Colombia, la cual resaltas como un marco de referencia para nuestras instituciones y estado de derecho que nos rige, fue el producto de la asamblea constituyente convocada gracias a la famosa séptima papeleta, misma que por estos días está cumpliendo 20 años. Lo contradictorio es que en ese momento las constituyentes estaban prohibidas en Colombia en la constitución vigente. Fue gracias a las valientes personas que impulsaron la séptima papeleta, los entes de control que hicieron como si la norma no existiera y a que primó la voluntad del pueblo colombiano que se abrió la posibilidad a convocar una constituyente. Si hubiera primado la legalidad e interpretado de las normas vigentes en concordancia la actual constituyente no existiría.

    Mi pregunta es si en 4 o 50 años nos va a parecer una buena decisión la que tomó la corte tumbando el referendo y quitándonos la oportunidad de decidir si le dábamos un tercer mandato a Uribe. Como te dije en FB, ojalá tengas toda la razón y estemos tan felices en 4 o 50 años… Ojalá.

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  2. Hola Ricardo y gracias por el comentario.

    Es verdad que el cambio de constitución en el 91 tuvo que superar el obstáculo principal: la misma constitución no lo permitía. Y es cierto que fue un proceso aparentemente similar al del referendo. Pero me parece importante resaltar un par de diferencias. Primero, la constitución del 86 requería de cambios profundos para acomodar a Colombia a una realidad diferente a la de finales del siglo XIX. Se puede argumentar que hubo también presiones de otros factores menos legales, pero no creo que alguien argumentase en ese momento que los cambios no eran de alto valor en el largo plazo, lo cual me lleva a la segunda diferencia. Esta modificación hubiese sido motivada por una aparente necesidad de mantener un individuo. Y el problema es que en el largo plazo habrá otros individuos que podrían perpetuarse en el poder sin ser tan buenos o aún deseados por el pueblo. Nuestra democracia es estable, pero no por eso madura. Una presidencia de largo plazo se puede comprar. Por eso que esta sentencia haya seguido las reglas es un buen augurio hacia el futuro del país.

    Ahora, si en cuatro o cincuenta años estaremos felices? no lo sé, pero si estoy seguro que en 50 años estaríamos desesperados si la decisión hubiese sido al contrario. Ahora es responsabilidad de nosotros hacer que dentro de 50 años estemos felices. Colombia es y será lo que nosotros hagamos de ella ahora.

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