Una de
las cosas que he encontrado más difíciles en este proceso de emprender es poner
puntos claros que separen la fe de la realidad. Teniendo en cuenta que fe son
un conjunto de creencias que tenemos y que no requieren comprobación y la
realidad son hechos medibles, no debería ser difícil separarlas. Sin embargo,
en la práctica, no es sencillo.
Yo
tengo fe que mi visión del mundo se hará realidad. Hay muchos aspectos que no
tengo claro como pasarán, pero en general creo en ese futuro donde las
oportunidades existirán para todos, donde nuestro principal valor gire
alrededor de saber utilizar, crear y co-crear conocimiento, y donde todo
aquello que se hace mecánicamente lo harán máquinas. La creatividad y el
ingenio son los valores agregados que los seres humanos traemos al ecosistema en el cual vivimos.
Por
otro lado, es claro que esa no es nuestra realidad. Vivimos un mundo donde la
mayor parte de las personas se educan para ser elementos de producción de
riqueza y bienestar para otros, donde los objetivos personales vienen
prefabricados en un molde que refuerza ese modelo educativo, y donde la
creatividad se le coarta temprano a las personas. El sistema económico refuerza
esta situación, y para muchos el objetivo es acumular riqueza. Para qué? Hay
que preguntárselo a ellos. Pero ese sistema económico es en el que nos
movemos, y por más rosa que sea mi
visión del mundo, hay que sobreponerla sobre esa realidad.
Mi
emprendimiento es una manera de avanzar hacia esa visión que tengo fe puedo
construir. Sin embargo vive en una realidad diferente a la que quiero crear, y
no es el terreno más fértil para sembrarlo. Muchos emprendedores escogen crear
negocios sembrados en la realidad actual y de ellos sacan pingües beneficios.
Otros creemos que lo que se debe hacer es cambiar la realidad y los beneficios
vendrán como consecuencia. Ambos tipos de emprendedores son necesarios y
admirables, pero yo creo que la trascendencia viene de cambiar la realidad. Para
eso se necesita fe, pero también tener los pies sobre la tierra. Y eso no es
nada fácil y menos cuando no se dispone de suficientes recursos. Por ahora quiero dejar sentado que admiro a
quienes tienen suficiente fe (locura?) para dedicarse a cambiar el mundo. No
dejen de tener puntos de realidad, pero no se supediten a ella. Porque de
hacerlo así no van a cambiar nada.
En este momento la fe es la que me sigue motivando a intentar mis objetivos. La realidad está empezando a tocar la puerta y a cobrar el cheque. Mi responsabilidad es poder mantener la primera hasta que la volvamos realidad, pero sólo mientras haya opciones reales de responder por los costos. Aunque esté construyendo una realidad diferente, esta sólo nace a partir de la actual. Nos guste o no.
Inspirador! Hay que cambiar la realidad actual, pero quizás para encontrar esa visión hay que ACTUAR y hacer camino sobre la realidad actual, experimentarla, vivirla. Cuando lo haces con una visión y valores claros, podrás cambiar la realidad actual.
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