Tuesday, November 9, 2010

Burbujas


Todos vivimos en nuestras respectivas realidades. Elementos como la cultura, la educación y el medio ambiente tienden a homogeneizar dichas realidades entre individuos con antecedentes similares, pero pueden crear abismos a partir de pequeñas diferencias. De ahí que regímenes autoritarios inviertan tanto esfuerzo en aplastar disidentes; ellos crean las fisuras que muestran otras realidades a sus conciudadanos. Pero el propósito de hoy no es entrar en un tema tan amplio y tan álgido. El propósito es hablar un poco más de nuestra realidad viviendo el día a día que escogimos.

Como mencionaba en la entrada anterior (El abismo de la desilusión) en este momento nuestra realidad es poco agradable. Nuestro punto de vista está viciado por las experiencias vividas en el exterior, y, principalmente, por el hecho de habernos hecho padres en una cultura diferente, donde el respeto a los demás es pan de cada día y es entendido como base de funcionamiento de la sociedad. Y dado que podríamos argumentar que la paternidad es uno de los mayores cambios que se viven, nuestra realidad cambió en forma trascendental en Octubre del 2007. Por eso es tan difícil reconciliar la idea que traíamos de la sociedad colombiana con lo que nos encontramos. 

Lo que encontramos es que esta es una sociedad (como todas, pero en esta se magnifica) de muchas realidades. Pero lo complicado es que aquí la realidad de cada uno puede medirse en términos de burbujas. Cada persona mira el contenido de su burbuja y a partir de ella entiende el mundo. “Eso pasa en todas partes” dirán algunos; si, pero aquí la burbuja se convierte en una armadura que protege del ambiente; es más, no tienden a ser burbujas transparentes sino todo lo contrario: formas de encerrar mi mundo. Por eso, para mí Colombia no es un país de 40 millones de habitantes; es una región con 40 millones de burbujas. Cada cual tira hacia su lado, y sólo abrimos nuestra burbuja para dejar entrar a quienes queremos. Por eso es que los colombianos desconocidos son groseros, faltos de cultura, intolerantes. Pero apenas dejan de ser desconocidos (i.e. abren su burbuja) se convierten en personas cálidas, amables, interesantes y buenos amigos. Lo mejor que uno puede tener a su lado en un momento de dificultad es un colombiano amigo; lo peor que puede tener al frente es un colombiano desconocido.

Yo no quiero dejar que mi burbuja se obscurezca. Yo quiero seguir viendo que mis actos tienen consecuencias en otras personas; que de mis acciones dependen las reacciones que recibo; que así como hay quienes viven mejor que yo hay millones que viven mucho peor; que si todos hacemos las cosas mejor, todos vamos a vivir mejor. Que de tratar a los desconocidos con generosidad y respeto depende el crecimiento de una sociedad. Lo que no tengo claro en este momento es si voy a poder sobrevivir en esta cultura sin obscurecer mi burbuja. Y ese es un dilema que parte el alma. Pero lo que sé que si voy a seguir haciendo es aclarando burbujas, seguir ayudando a otros a ver un poco más allá de lo evidente. Y para eso tengo que aclarar más la mía lo que es un esfuerzo diario que debería dar respuesta a mi dilema.

¿Y usted, sabe que tan oscura es su burbuja?

Aquí dejo algunos ejemplos de burbujas. Espero que me colaboren con otros.
->“Este ha sido el mejor presidente de la historia. Antes los colombianos con finca no podíamos ir a ella. Y ahora si podemos”
-> Cuando alguien se monta en su carro en Bogotá. ¿Hay que decir más?
-> “Si no soy yo es otro”
-> “Y a mi que me importa. Igual, no lo conozco”

2 comments:

  1. Eso mismo puedo decir de Puerto Rico, aunque las realidades son diferentes. Llegas al punto en que defiendes tu burbuja de tal forma que te vuelves indiferente a los demás, y creo que ahí es que nos hundimos...

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  2. De acuerdo. Entre más individualista la sociedad más fuerte la burbuja. Y es una lástima, somos demasiado sociales para ignorar eso. Pero como -en teoría- la felicidad está en que YO me supere, en que YO tenga, en que YO......

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