Saturday, February 16, 2013

Start-ups y habilidades tecnológicas


Está de moda hablar de emprendimiento en general. O bueno, eso creo yo que estoy metido en la mitad de esto. Probablemente para el resto del mundo es menos importante que Milán Piqué Mubarak (lo escribí bien?) o el meteorito en Rusia.  Sin embargo, el emprendimiento es el que mueve la economía; crea nuevas empresas, genera empleos, airea los sectores y genera innovación.  Sin emprendimiento (interno o externo a las organizaciones), la tendencia sería a la inercia y, eventualmente, al estancamiento.

Y hay emprendimientos que crecen a diferentes ritmos. Los tradicionales siguen una línea relativamente conocida (no por eso fácil), mientras que los emprendimientos dinámicos con base tecnológica (start-ups) tienden a generar el mapa del camino a medida que avanzan. Toman riesgos mucho mayores, con miras a alcanzar resultados excepcionales. Y en este momento el principal elemento que permite a éstos últimos emprendimientos tomar ese camino es la tecnología. Como nunca antes es posible iniciar proyectos de alto impacto con muy bajo capital e inventar nuevos negocios. Basta con tener una idea, pasión y capacidad de ejecución.  Y en esto último las competencias tecnológicas son fundamentales.

Sin embargo, las instituciones educativas en nuestro país no parecen estar generando líderes en desarrollo tecnológico. Es más, no hay interés claro del gobierno de apoyar este aspecto. Hay quienes argumentan que hay ejemplos de buen talento técnico, pero claramente son insuficientes para las necesidades del mercado, y aún más para tomar el riesgo que es hacer un start-up. Es más, me he encontrado con que varias personas responsables por ayudar a promover este tipo de iniciativas no ven la capacidad tecnológica como importante.

La competencia para los start-ups es global, no sólo local. Si queremos crear en Latinoamérica los Google o Facebook o Amazon del futuro –como lo vi anunciado en un evento hoy- tenemos que tener capacidad de desarrollo de tecnología de nivel mundial. Si no, simplemente vamos a copiar los modelos de otros. Rentable? Puede ser. Innovador? No mucho. Nos va a poner en la vanguardia? Nunca.

Friday, February 1, 2013

Emprender es para gente de carne y hueso


Hace mucho tiempo que no escribo en este blog. Falta de tiempo, probablemente es la principal razón. Sin embargo, hoy no voy a sacar la excusa. 

Hace un par de días me enteré de la muerte de Jody Sherman, el fundador de ecomom. No sabía de él antes, entiendo por lo poco que he leído que era un mentor activo en su comunidad y una persona que hizo una diferencia, además de dirigir un negocio exitoso. Coincidencialmente tuve una conversación con Vicky Ricaurte (UrGift.in, tienen que verlo) acerca de las dificultades de emprender. Y ella, coincidencialmente también, ese día encontró este post de Francisco Dao sobre "el Show", es decir la cara de eterno optimismo que hacemos los emprendedores cuando hablamos de nuestra situación (personal y de negocios). Yo lo he hecho muchas veces. No importa cuan difícil esté la situación, desesperado se vea el negocio, cercana a cero (o sobregirada!) la cuenta del banco, todo va bien, vamos para adelante, y "vamos dándole". Pero resulta que Mr. Sherman se suicidó. No tengo idea porque, y las razones son parte de la privacidad de la familia, pero me puso a pensar que nosotros somos de carne y hueso (obvio!, no?) y que vale la pena contar como es de difícil esto. No para desmotivar a nadie, sino para que no se crean las historias de telenovela que pintan alrededor de algunos emprendedores (alguien dijo Zuckemberg?).

En este post voy a hablar de los emprendedores que queremos crear soluciones innovadoras a problemas que vemos (que a veces existen y a veces no) y no de aquellos que replican modelos de negocio ya creados. No porque los segundos no sean emprendedores, sino porque las realidades son diferentes. En mi opinión los primeros enfrentamos unas barreras mucho más altas que los segundos para lograr el éxito. Porque para los primeros éxito normalmente no se mide en dinero. 

Yo quiero cambiar el mundo. Para muchos es un cliché, es una idea loca, es incluso motivo de burla. Pero es lo que quiero hacer. Yo me imagino un mundo diferente, donde las personas tengan oportunidades reales independientemente de donde han nacido, independientemente de a qué clase social pertenecen. Donde las oportunidades sean similares. Y quiero hacerlo a través de lo que creo que puede hacerlo, dar acceso al conocimiento y a la información. Pero imaginarse y tratar de crear ese mundo son dos cosas muy diferentes. Dudo que haya un inversionista que quiera ayudarme con eso. La gran mayoría de las personas creen que soy un iluso. Y a veces yo mismo me lo creo. Pero voy a seguir intentándolo porque quiero que mis hijas sepan que uno puede intentarlo. Y se imaginan si lo logro?

Este proceso ha sido complicado. He estado deprimido, solo, sin fuerzas, desmotivado, convencido de la estupidez de haber dejado atrás la vida que dejé, y con ganas -muchas ganas- de dejar todo tirado, de apagar la luz. Pero a mi me motivan mis hijas, mi responsabilidad con ellas, y el creer que uno puede crear un futuro mejor. Y sé de otras personas para quienes esto también ha sido muy difícil. Personas que espero que lean esto y sepan que no hay nada de malo en sentirse así, y -si es el caso- abandonar el camino. Yo quiero que esas personas sepan que no están solos, que hay quienes pensamos que estas locuras pueden ser normales, y que les vamos a dar la mano cuando haga falta. Porque tener el show de que todo está bien todo el tiempo, no es sano. No nos dejemos ganar por la angustia y la dificultad, pero tampoco pretendamos ser Superman, porque al final somos de carne y hueso. 

Yo espero que mucha gente sea exitosa emprendiendo. Simplemente sepan que esto toma sangre, sudor y lágrimas. Que gran parte del camino es duro, no un camino de rosas. Y que aunque uno lo camine y haga todo el esfuerzo, puede que no sea exitoso. Así que fallar aquí no es un motivo de vergüenza. Caminar a conciencia este camino es motivo de orgullo. Pero no nos creamos invencibles. Si necesitamos ayuda, estiremos la mano. Si creemos que alguien la necesita, ofrezcámosla. 

En este momento en Colombia (y en muchas otras partes) estamos apenas empezando a apoyar el emprendimiento de alto impacto. Y en ese proceso muchos se van a estrellar. De nosotros depende que los que fallen sean proyectos y empresas, no personas. Porque cuando se pierda una empresa o un proyecto se acaba un ciclo. Pero cuando se pierda una persona vamos a perder un universo. Y no nos podemos dar ese lujo.